Esta clase esta compuesta de 12 unidades, con dos previstas a ser botadas en 2025, dos en 2026, con el IOC de las cuatro en 2027, demostrando la capacidad de la DIB japonesa y su ingenio para contribuir desde su esquina y capacidades a contrarrestar la amenaza regional que representa China.
Los nuevos buques medirán aproximadamente 95 metros de eslora y 12 metros de manga, con un desplazamiento estándar de aproximadamente 1920 toneladas y una velocidad máxima de 20 nudos (37 km/h). Cada OPV cuenta con una configuración de propulsión combinada diésel-eléctrica y diésel (CODLAD), en la que un motor eléctrico y un motor diésel actúan sobre una sola hélice. Cada buque estará armado con un cañón de 30 mm.
El programa de construcción a 10 años (¿2033?) permitirá a Japón dotarse de unidades de patrulla litoral que aliviarán la carga de trabajo a los 50 destructores y fragatas disponibles, de acuerdo a lo publicado en el Libro Blanco de Defensa 2024 del JMSDF, lo que contrasta con las cifras de 94 unidades del PLAN disponibles para el mismo período. Por esta razón cabe preguntarse, ¿porque Japón toma como relevante esta cifra y el DoD le parece relevante contar patrulleras, OPV y corbetas para inflar las casi 400 naves del PLAN versus el INDOPACOM?
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